Un masivo corte de energía eléctrica afectó durante la noche del lunes 29 de diciembre a una amplia franja del sur de Santa Fe, en un apagón regional que dejó sin servicio a más de 200 mil personas en una de las jornadas más calurosas del verano, con temperaturas que superaron los 36 grados.
El colapso se produjo alrededor de las 20.30 horas como consecuencia de una grave falla en el sistema de alta tensión de 132 kV de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), que abastece a localidades comprendidas entre Casilda y Rufino. Según confirmaron fuentes oficiales, el desperfecto se originó tras la explosión e incendio de un transformador de intensidad perteneciente a la estación transformadora ubicada sobre la Ruta Nacional 33, en la ciudad de Firmat, lo que dejó fuera de servicio a toda la subestación.
A través de sus canales oficiales, la EPE informó que personal técnico trabajó durante toda la noche para aislar la falla, controlar el incendio y comenzar las tareas de restitución del suministro, que se concretó de manera progresiva recién a partir de las 4.30 de la madrugada, luego de casi ocho horas sin energía.
Impacto en servicios esenciales
El apagón tuvo consecuencias inmediatas sobre servicios básicos. En Venado Tuerto, la Cooperativa de Obras Sanitarias (COS) debió emitir un comunicado de emergencia informando la reducción de la presión del servicio de agua potable, con el objetivo de preservar las reservas y garantizar un abastecimiento mínimo a la población ante la imposibilidad de operar normalmente las plantas de bombeo.
Situaciones similares se registraron en distintas localidades del sur provincial, donde se multiplicaron las quejas de vecinos por la falta de energía en plena ola de calor, con perjuicios en comercios, industrias, centros de salud y hogares particulares.
Un sistema que vuelve a fallar
Más allá del hecho puntual, el apagón volvió a poner en primer plano una problemática estructural que se repite año tras año: la fragilidad del sistema eléctrico que abastece al sur santafesino.
La falla se produjo en un transformador de alta tensión, un equipamiento crítico que, por sus características técnicas, cuenta con sistemas de monitoreo permanente que permiten conocer su estado de funcionamiento, niveles de carga, desgaste y necesidad de recambio. En ese contexto, surgen interrogantes inevitables: ¿existían alertas previas sobre el estado del transformador que falló?, ¿se realizaron los mantenimientos preventivos correspondientes?, ¿o se aguardó a que el sistema colapsara para recién intervenir?
Cualquiera sea la respuesta, lo cierto es que nuevamente más de 200 mil habitantes quedaron expuestos a las consecuencias de la falta de previsión, inversión sostenida y planificación estratégica en materia energética.
Promesas, financiamiento y obras que no llegan
En los últimos meses se anunció que la provincia tomó financiamiento por alrededor de 800 millones de dólares para obras de infraestructura, de los cuales una parte significativa estaría destinada a mejorar las redes eléctricas provinciales con foco en la producción. Sin embargo, en la letra chica de los proyectos poco se ha detallado sobre inversiones destinadas a reforzar la red que abastece al consumo domiciliario, justamente la más vulnerable en situaciones extremas.
Un ejemplo emblemático es la nueva línea de media tensión proyectada sobre la Ruta Provincial 14, hacia Diego de Alvear. Una obra que tardó más de 12 años en ingresar al presupuesto y que, tras dos años de ejecución, apenas muestra avances parciales, sin fechas claras de finalización. En el mejor de los escenarios, su puesta en funcionamiento podría concretarse recién dentro de dos años más, configurando un retraso que rondaría los 16 años para una infraestructura considerada clave para el sur provincial.
A esto se suma la escasa materialización de proyectos de parques eólicos y solares anunciados en distintas oportunidades, que hasta el momento no lograron traducirse en soluciones concretas.
La reciente salida de la secretaria de Energía, Verónica Geese, en medio de internas dentro del Ministerio de Desarrollo Productivo, expuso además el estancamiento de iniciativas que deberían estar hoy en plena ejecución.
Un problema histórico que sigue sin solución
El apagón del lunes no fue un hecho aislado, sino un nuevo capítulo de una problemática que atraviesa gestiones y décadas. Para miles de familias, comerciantes, productores e instituciones del sur santafesino, los cortes de energía dejaron de ser una excepción para transformarse en una amenaza permanente.
Mientras los anuncios, inauguraciones parciales y promesas se suceden, la realidad sigue mostrando un sistema eléctrico que no logra ofrecer previsibilidad ni garantías mínimas en momentos críticos.
Ya no se trata de una cuestión técnica aislada, sino de una deuda estructural con una región que sigue esperando soluciones definitivas para un servicio esencial que, una vez más, volvió a fallar cuando más se lo necesitaba.

