Villa Cañás volvió a unirse en un gesto de fe y esperanza gracias a la historia de Fausto, un niño de apenas cinco años que conmovió a toda la comunidad. Con inocencia y un corazón lleno de confianza, pidió a Dios y a la Virgen un deseo muy especial: que le crezca el pelo.
Su mamá relató emocionada que fue una decisión nacida de él mismo, sin influencias ni pedidos externos. “Fue un pedido y deseo de él de ir”, contó, destacando la fuerza interior y la fe de su hijo.
Fausto atraviesa un tratamiento subcutáneo en el que le aplican hormonas capilares para reactivar las células muertas del cuero cabelludo. Cada semana recibe una aplicación, acompañado de su familia, que lo sostiene con amor y optimismo. “Todo lo que se pueda hacer, lo vamos a hacer”, asegura su madre, reflejando el espíritu de lucha que los guía.
El caso de Fausto trascendió lo médico y se transformó en un símbolo de esperanza. Vecinos, familiares y amigos se sumaron en oración para acompañar su deseo y pedir por su pronta recuperación.
“Vamos, Fausto. El Señor te escuchó, y tu milagro ya está en camino”, expresaron quienes siguen su historia con el corazón. Una muestra más de cómo la fe y el amor pueden unir a una comunidad entera.


