El 85% del pueblo quedó bajo el agua y más de 200 viviendas tuvieron hasta 40 centímetros de inundación. Aunque el agua ya se retiró desde el miércoles pasado, los daños materiales fueron devastadores: los vecinos intentan recomenzar tras perder muebles, electrodomésticos y herramientas.
El presidente comunal, Gonzalo Goyechea, en diálogo con Leguas Noticias, detalló las acciones que se llevaron adelante en la emergencia y el escenario actual:
“Ya desde el miércoles ninguna vivienda tenía agua en su interior. Las familias limpiaron sus casas con ayuda, trabajamos en la parte sanitaria con vacunación y antibióticos preventivos para evitar brotes de hepatitis o diarrea. Si uno entra a María Teresa hoy, no cree que hubo una inundación, pero al ingresar a las viviendas afectadas se nota la tragedia: muchísimas perdieron muebles y electrodomésticos”, afirmó.
El jefe comunal precisó que la comuna inició gestiones ante Nación y Provincia para acompañar a los damnificados. “Pensamos en un fondo no reintegrable, y también estamos en diálogo con bancos y casas de electrodomésticos para lograr financiación a largo plazo y a muy baja tasa”, explicó.
Caminos rurales y reconstrucción
Otro de los puntos críticos son los caminos rurales: de los 240 kilómetros de trazado, unos diez quedaron prácticamente destruidos. “Hubo sectores en los que el agua arrastró hasta dos metros de tierra, transformando el camino en un canal. Garantizamos la mínima transitabilidad para los productores y ya trabajamos junto a Vialidad para recuperar esas trazas”, indicó Goyechea.

Testimonios de los vecinos
Las historias de los damnificados reflejan la magnitud del desastre. Alicia, quien pasó tres días en un centro de evacuados, relató: “Perdí la heladera, el modular, los roperos no me cierran y tengo un montón de cosas rotas”.
Silvia, jubilada, vive la tercera inundación de su vida: “Tengo cosas mojadas que no puedo mover porque se me caen encima. Dormíamos en la humedad y recién ahora pude sacar el somier para que entrara el sol”.
Juana, otra vecina, contó que fue su hijo quien la rescató: “Tenía 30 centímetros de agua. Al otro día empezó a bajar, pero ya habíamos perdido casi todo”.

Solidaridad y pedidos urgentes
La solidaridad se hizo presente desde los primeros días con colectas en Rosario y localidades vecinas. La demanda de ropa ya fue cubierta, pero hoy las necesidades más urgentes son otras: muebles, electrodomésticos y herramientas de trabajo.
“Nos llegan principalmente pedidos de heladeras, lavarropas, roperos y colchones. Somos un pueblo de 4.500 habitantes y alrededor de 1.500 personas necesitan ayuda. Pedimos colaboración a grandes cadenas para poder dar respuesta”, señalaron voluntarias locales.
El desafío que enfrenta María Teresa es mayúsculo: recuperar lo perdido y sostener a cientos de familias que lo perdieron todo. Entre gestiones oficiales y la ayuda solidaria, la comunidad busca ponerse de pie después de una de las emergencias más graves de su historia.
Imágenes: Rosario3

