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Cristina Kirchner presentó en Rosario su libro «Sinceramente» ante una multitud

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner remarcó las diferencias que encuentra a nivel nacional y local al volver a Rosario, luego de haber estado hace cuatro años en el acto por el Día de la Bandera. «Hoy encontramos una Argentina, una Santa Fe y una Rosario con infinitas dificultades, mucho más graves y profundas que las que había hace cuatro años. No solo no resolvieron ninguno de los problemas sino que los potenciaron con cifras exponenciales, como los referidos al endeudamiento y a la desocupación», sentenció la exmandataria durante la presentación de su libro en Rosario, ante un salón Metropolitano totalmente colmado y con más de 15 mil personas puertas afuera, siguiendo sus palabras por las pantallas gigantes que fueron colocadas en el Parque Scalabrini Ortiz.

«A volver, vamos a volver…», atronaba en el salón cuando Cristina salió a escena.

Entre otros invitados al acto, estaban presentes la vicegobernadora electa por Santa Fe, Alejandra Rodenas, Otilia Acuña (99), Madres de Plaza de Mayo, y organismos de Derechos Humanos entre otras muchas personalidades.

Tras la presentación de Cristina Kirchner y luego de las estrofas del Himno Nacional Argentino entonado por Charly García, comenzó el acto.

«¡Hola Rosario! ¡Hola Santa Fe!», saludó Cristina ni bien entró al salón. Y enseguida contó «que cuando pensamos esta presentación dije que a Rosario tengo que ir a presentarlo un 20 de junio y acá estamos».

La expresidenta también fue consultada por Marcelo Figueras, quien la acompañó en la presentación, por «la lógica del odio» que impera en muchos sectores. Y Cristina aprovechó la ocasión para referirse a lo que sucedió esta mañana en un colegio de la zona sur, donde el presidente Mauricio Macri disparó abiertamente contra la familia Moyano, los dirigentes de Camioneros. «Hoy mismo acá, en Rosario, no había otro tema para tratar, una persona que insultar o agraviar… ¿Era necesario hacerlo en un colegio rodeado de chiquitos?», se preguntó la exmandataria, antes de agregar: «Insultó a un gremialista que, por otra parte, estaba con él el 17 de octubre de 2015 cuando inauguraron un busto de Perón. Es la misma persona, el mismo gremialista. Es público que hemos tenido nuestras diferencias, pero además de tener mal gusto, es desmemoriado. Se podría haber acordado de que estaban juntos».

Ante el reclamo de la gente, acotó: «No voy a repetir ningún adjetivo, se los dejo todo a ellos».

También recalcó que hacía cuatro años que no venía a Rosario, que la última vez que lo hizo fue para el 20 de junio de 2015, cuando era presidenta, reiteró que Manuel Belgrano es su «prócer preferido», y habló de diversos pasajes del libro, como cuando lo nombraron a Jorge Bergoglio como Papa, a su relación con Néstor Kirchner, cuándo y cómo se conocieron, y a si su vocación política había surgido cuando lo conoció a él entre otros tantos temas que desandó durante casi una hora en que expuso ante un auditorio colmado y que siguió con mucha atención cada una de sus intervenciones.

Ante la sugerencia de que «va a tener que reconstruir» la Casa Rosada si los argentinos la eligen para regresar al poder, sentenció: «Es un karma que nos persiguió siempre. Llegábamos a lugares donde estaba literalmente todo dado vueltas, todo patas para arriba. Pasó en Río Gallegos, pero Néstor dio vuelta la ciudad. Eso lo catapultó a la Gobernación, que también estaba dada vuelta, con deudas, sin haber pagado los aguinaldos. Y después otra vez en el 2003, cuando fue elegido presidente».

«Yo decía que desde el 20 de junio de 2015 no venía a Rosario. Fijémonos cómo estamos hoy, 20 de junio de 2019, y cómo estábamos el 20 de junio de 2015. No estoy hablando de cuatro décadas ni de siglos, sino de hace cuatro años. Hoy tenemos índices de desocupación altísimos, cantidad de pymes que cierran o están complicadas, empresas en dificultades y ni hablar del endeudamiento», sentenció la expresidenta.

Y agregó: «El 20 de junio de 2015 estábamos endeudados a la mínima expresión con los fondos buitre y dijeron que si se les pagaba iban a venir las inversiones, y lo único que llegó fue el FMI a la Argentina. Además, ¿a quién se le ocurrió firmar con el FMI un 20 de junio? ¿Lo hicieron a própósito, firmar un préstamo de 57 mil millones de dólares, un día que evocamos a la Bandera y a Belgrano? ¿No podrían haberlo hecho el 19 ó el 21? O tal vez entienden la patria de otra manera. Hoy encontrarnos una Argentina, una Santa Fe, una Rosario con infinitas dificultades, más graves y más profundas que en ese momento. No sólo no resolvieron ninguno de los problemas sino que los potenciaron a cifras exponenciales, y reaparecieron nuevamente la desocupación y el endeudamiento».

También le dedicó un párrafo a lo que publican los grandes medios nacionales sobre ella y acerca del actual presidente. «Todos los que escriben cosas sobre nosotros, y seguramente las seguirán escribiendo… cuesta creer que sea ejercicio de periodismo cuando construyen que a un presidente o una presidenta lo va a manejar éste o cual. ¿Nadie dice que Christine Lagarde maneja al actual presidente?», señaló, y aclaró: «Este libro busca desentrañar el por qué del ataque, porque sino nos quedamos en la anécdota».

Subrayó: «Cuando era presidenta hasta me inventaban amantes» y, tras bromear con que «hoy mi líbido está en mis nietos», destacó que en ese momento creyó «que era una cosa muy misógina, pero hay algunas dirigentes que no son del campo nacional y popular, muy jóvenes, que no son viudas como yo, y sin embargo son hadas virginales… ¡Qué suerte que tienen algunas mujeres que nadie se mete con su vida privada!».

«Si vos defendés al pueblo, te matan, te pasan por encima. Y si además te enfrentás a los grandes capitales internacionales y armás en Naciones Unidas una resolución de pago soberano de deuda, ahí te convertís en enemigo de esos grandes poderes», dijo.

La expresidenta también ensayó una autocrítica de su gestión. «Seguramente algunas cosas hicimos mal», indicó, aunque aclaró: «Quedaría bien que dijera que me arrepiento de haber hecho cadenas nacionales. Sería una mentirosa, no me arrepiento. Pero quédense tranquilos que una vicepresidenta no habla por cadena nacional».

«Si no hubiéramos hecho cadenas nacionales nos hubieran pasado con una Caterpillar por encima, la gente no habría sabido qué defender, qué decir», sostuvo.

Finalmente, Cristina sentenció que «los argentinos tenemos que decidir si somos capaces de sentarnos a debatir los problemas que tenemos», pero antes de cerrar su alocución las cámaras enfocaron a la multitud en la calle y los asistentes soltaron una ovación y arrancaron con los cantitos.

«Ustedes terminaron el acto, compañeros», dijo a manera de despedida, antes de firmar algunos autógrafos en los ejemplares de «Sinceramente».

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