El tradicional Encuentro de Danzas en Celeste y Blanco cumplió 33 años y volvió a llenar de música, color y emoción el salón del Club Sportsman de Villa Cañás. Durante dos noches, el viernes 10 y el sábado 11 de octubre, la ciudad fue escenario de una verdadera fiesta cultural que reunió a academias y delegaciones de distintas localidades del país, reafirmando el valor de la danza folclórica como expresión de identidad y pertenencia.
El intendente Norberto Gizzi , el secretario de Gobierno Cándido Santa Cruz y concejales, encabezaron la apertura del evento junto a integrantes de la Academia Celeste y Blanco, organizadora del encuentro desde sus inicios. “Felicitaciones a toda la familia de la academia por el compromiso, la pasión y el gran trabajo que realizan para que este festival siga creciendo año a año y sea un orgullo para todos los cañaseños”, expresó Gizzi. Y agregó: “Gracias por mantener vivas nuestras raíces a través del arte y la danza, sembrando cultura y tradición en nuestra comunidad”.

El encuentro, que nació hace más de tres décadas y se ha convertido en una cita ineludible para los amantes del folclore, reunió en esta edición a grupos provenientes de Venado Tuerto, Teodelina, San Gregorio, Diego de Alvear, Fortín Tiburcio, Larribeño, Santa Isabel, Elortondo, Rauch, Entre Ríos y otras localidades del país. También participaron nuevas delegaciones, como una agrupación proveniente de La Pampa, lo que demuestra el crecimiento y la proyección regional del festival.
Con una puesta en escena impecable y una organización minuciosa, el evento ofreció más de 15 cuadros de danza por noche. Cada presentación fue el resultado de meses de trabajo, ensayo y creatividad colectiva. “En la Academia Celeste y Blanco somos una gran familia”, destacó Pablo Poquet, director de la institución. “El que se va nunca se termina de ir; siempre vuelve. Lo que nos une es lo humano: la amistad, el respeto y el amor por lo que hacemos. Cuando eso está, lo artístico llega solo”.

Este año, la apertura estuvo inspirada en “Salta, paisaje hecho palabra”, un cuadro basado en textos de Jaime Dávalos, que propuso un recorrido poético por los paisajes y emociones del noroeste argentino. Las distintas categorías de la academia interpretaron además homenajes a Santiago del Estero y Corrientes, con una destacada presencia de niños y jóvenes que encarnaron en escena la historia y las raíces del pueblo.
“Buscamos que los chicos comprendan el sentido profundo de lo que bailan”, explicó Poquet. “No se trata solo de coreografía o técnica, sino de sentir y entender lo que hay detrás de cada música, de cada letra, de cada paso”.
La noche del sábado contó además con la actuación del grupo Sierra Huella Fértil, que aportó el componente musical en vivo y generó un clima de peña que invitó a bailar y compartir.

Más allá del espectáculo, el encuentro volvió a poner en valor el trabajo silencioso de toda una comunidad que, desde la coordinación, el sonido, el buffet o el armado del escenario, hace posible que cada edición se desarrolle con la calidad y el afecto de siempre.
“Detrás de cada presentación hay semanas de esfuerzo, ensayos, armado y pasión. Lo que se ve en el escenario es solo una parte de todo lo que se vive antes y después”, subrayó uno de los organizadores.
El 33° Encuentro de Danzas en Celeste y Blanco ratificó una vez más que la cultura y la tradición siguen vivas en Villa Cañás, gracias al trabajo sostenido de la Academia Celeste y Blanco y al acompañamiento del municipio y de toda la comunidad. Un espacio donde las raíces se bailan, se sienten y se comparten, generación tras generación.

