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Villa Cañás: El deterioro del municipio, ¿metáfora de la gestión?

Villa Cañás: El deterioro del municipio, ¿metáfora de la gestión?

Informar con objetividad es reconocer lo que se hace bien, pero también señalar lo que está mal. Y en esta oportunidad, como tantas veces, con pesar debo referirme a los grises de una gestión que por un lado muestra avances y frutos, pero que por otro lado opaca todo lo conseguido y merece, en retrospectiva, apenas una calificación de regular.

Desde 2012, en vísperas del 25º Aniversario de Villa Cañás como ciudad, el histórico edificio municipal no recibe un mantenimiento digno. Aquella vez fue lógico: la “casa de los cañaseños” debía lucir radiante para recibir a autoridades y visitantes. Y lo hizo, con orgullo colectivo. Pero el tiempo es implacable, para las personas y también para las construcciones. Renovar, actualizar y modernizar no es un lujo, es una necesidad para sostener lo que somos.

Así lucia radiante el edificio municipal en julio de 2012.

Reclamos que se repiten

Quiero ser indiscreto para graficar la preocupación que motiva este editorial. Dirigir un medio de comunicación, más que un poder, implica responsabilidades y un vínculo permanente con las autoridades. Ese diálogo nos permite trasladar observaciones, aunque no siempre sean bien recibidas, con la esperanza de que al menos sean oídas. Lo he hecho varias veces.

En diciembre de 2023, tras la bochornosa asunción de autoridades que organizó el bloque del PRO, conversé con el intendente Norberto Gizzi, como tantas otras veces. Fue un diálogo cordial y afectuoso. Aproveché para felicitarlo por su tercera reasunción y, al mismo tiempo, pedirle que resolviera el mantenimiento del frente del edificio municipal. Reconoció la necesidad e incluso agregó el deterioro de la vereda, que —me confesó— le provoca tropiezos cada mañana. Le creí. Y esperé.

Captura del video de 2024.

El 27 de agosto de 2024, durante la visita de funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social, un video difundido en redes sociales por Roberto Vergé expuso el estado calamitoso del dintel de la puerta de ingreso: rajaduras, desprendimientos, yuyos y riesgo de colapso. Advertí a las autoridades. Primero al autor del video, que lo editó y republicó quizás por vergüenza ajena. Luego al intendente, que nunca respondió. Más tarde, el 29 de agosto de 2024, al secretario de Gobierno, Cándido Santa Cruz, quien admitió el problema, habló de pedir un presupuesto y mencionó una “prueba de color” realizada. Le recordé que esa prueba llevaba al menos cuatro años. Volví a creer. Y volví a esperar.

Prueba de Color.

Una espera demasiado larga

Casi un año después, el panorama es aún más desolador. Pasé por el edificio y tomé fotos. La única intervención realizada fue quitar el revoque dañado, dejando a la intemperie una viga de hierro corroída por el óxido y nuevas rajaduras que avanzan hacia el despacho del intendente. Lo vemos en cada foto oficial de reuniones y actos.

“La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”, decía una hoja de un calendario de la Cooperativa Federada que mi abuela Joaquina guardaba. He intentado tener esa paciencia, pero el tiempo corre y las soluciones no aparecen.

Del reclamo a la acción

Este reclamo, ahora público, debe transformarse en acción. Lo pido porque sé que es posible. Si fuera una batalla perdida, no me tomaría la molestia de escribirlo. Mi finalidad siempre fue la crítica constructiva. Que algunos no lo entiendan, no es mi responsabilidad.

En julio de 2027, Villa Cañás cumplirá 40 años como ciudad. Qué mejor motivo para mostrar un edificio municipal restaurado y con una nueva imagen. Si no se decide invertir parte del superávit financiero, al menos se debería proyectar desde ahora un convenio con algún ministerio provincial. Los trámites llevan tiempo y el reloj ya corre. Hay un año y medio para planificar y hacer. Ojalá esta vez la paciencia tenga, por fin, frutos dulces.

Muchas luces, poca planificación

Recientemente recorrimos la ciudad y observamos, con beneplácito, que finalmente se está cumpliendo el demorado plan de recambio de luminarias con tecnología LED. Más vale tarde que nunca, dirán algunos. Tal vez la decisión haya estado motivada por la ordenanza impulsada por el ex concejal Nery Rodríguez, aprobada unánimemente, o por el video que difundió en su campaña electoral, donde un dron mostraba a la ciudad en penumbras.

Es cierto: la gestión de Omar Perotti puso muchos palos en la rueda al sur provincial. Pero surge una pregunta inevitable: si un gobierno provincial no es afín al signo político local, ¿hay que dejar de gestionar o demorar la infraestructura que la ciudad necesita? Eso pasó. Por suerte, ahora empieza a corregirse. Y con la nueva Constitución, municipios y comunas ya no tendrían que mendigar fondos para obras esenciales.

Sin embargo, el entusiasmo se apaga en la Plaza 9 de Julio, donde debía primar la planificación, reinó la improvisación. Allí, si el convenio del programa Brigadier alcanzaba para unas 200 luminarias, en apenas 100 metros cuadrados las colocaron todas. El resultado fue un exceso innecesario: hay luz de sobra, pero al mismo tiempo quedó expuesta la falta de diseño, coordinación y control de la obra. Bastaban unas simples tomas aéreas para proyectar un esquema estético y eficiente. Cada luminaria LED debe estar, como mínimo, a diez metros de otra para cumplir su función de ahorro energético. Aquí, en cambio, se instalaron sin patrón, en algunos casos a menos de cinco metros, con pedestales torcidos y un trazado desprolijo.

Esto demuestra que no siempre alcanza con el título de ingeniero: se necesita sentido común, el menos común de los sentidos, y en Villa Cañás parece ser lo que más falta. ¿Lo hecho está hecho? No necesariamente. Todavía se puede mejorar y corregir.

Mucho por transparentar y hacer

El aporte no reintegrable de Obras Menores —56 millones de pesos en total— fue destinado a las nuevas luminarias de la plaza central, a los nuevos nomencladores para las calles del barrio “fundacional” y a la compra de 55 contenedores de residuos. Ojalá alguno de ellos llegue a la calle 36 y otras, donde los pocos disponibles se desbordan los fines de semana. Y si no, que al menos se sume una frecuencia extra de recolección en los barrios críticos, ya sea por la escasez de contenedores o por la falta de colaboración vecinal. Sea como sea, la limpieza urbana es un deber indelegable del municipio.

Plan de viviendas, un gran logro de la gestión municipal.

Pero más allá de la obra pública que ha llegado como las 45 nuevas viviendas y la urbanización de ese barrio, la falta de una comunicación eficiente comienza a generar sospechas. Los comunicados municipales son cada vez más escuetos, sobre todo en lo referido al manejo de fondos, licitaciones y aportes específicos. Aunque en la web oficial figuran balances de ingresos y egresos, no se publican los concursos de precios, los oferentes ni los ganadores. Para encontrar llamados a licitación hay que rastrear en la web provincial, pero nunca se informan los resultados. Y una gestión que pretenda ser transparente, debe comunicar todo el proceso.

Obras demoradas y prioridades pendientes

Las siete cuadras de pavimento y cordón cuneta prometidas para este año se harán gracias a un convenio con el Ministerio de Obras Públicas de la provincia. Sin embargo, esto significa una nueva dilación: la obra estaba prevista en el Presupuesto 2025, con una inversión municipal de 224.354.362 pesos (monto al que se le sumó una cuadra extra luego de aprobado el presupuesto por el HCM), como lo anunció el intendente Gizzi en la apertura de sesiones del Concejo en marzo.

La firma del convenio en Santa Fe la semana pasada vuelve a retrasar una obra necesaria. ¿La Calle 36, entre 59 y 71, estará incluida en este plan de cordón cuneta?

Si los fondos del convenio fueran no reintegrables —algo que nadie informó todavía— podrían liberar recursos municipales para la postergada obra de gas en los barrios del noreste. Ese proyecto, cajoneado desde 2019 por el ex concejal Lisandro Vaccaro y su sector del PRO, hoy demandaría 520 millones de pesos de inversión.

Conclusión

Todo lo que se hace bien merece reconocimiento, tanto en privado como en público. Villa Cañás ha crecido y lo ha hecho para mejor, aunque es inevitable que todavía queden cosas por hacer.

Desde nuestra perspectiva objetiva, seguiremos señalando lo que requiere corrección y exigiendo transparencia en el manejo de los recursos. La ciudad merece una municipalidad ordenada, planificada y a la altura de su historia; en este sentido, la gestión de Norberto Gizzi ha realizado avances significativos.

No obstante, mientras no haya respuestas claras, persistirán los grises. Este medio mantiene su compromiso: señalar lo que está mal y reclamar lo que corresponde, siempre buscando el bien común de los cañaseños.

La ciudad no merece menos que un municipio que funcione con sentido común, planificación, control y participación. Solo así lo que hoy está pendiente podrá convertirse en logros visibles y concretos para todos.

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