El cantante estaba internado después de una brutal caída en un teatro de Tucumán. Tenía 71 años y era creador de éxitos que perduran hasta el día de hoy.
Después de un año de internación, murió Sergio Denis. El cantante de éxitos inolvidables tenía 71 años y estaba ingresado en un centro de salud desde marzo de 2019, cuando cayó abruptamente a una fosa de más de tres metros de altura en un teatro de Tucumán.
Nacido en la ciudad bonaerense de Coronel Suárez como Héctor Omar Hoffman, descendiente de alemanes y fanático de Racing, Sergio Denis desarrolló 50 años de una exitosa carrera como cantante romántico, y entonó a lo largo del tiempo una serie de hits que lo llevaron en la fama como Cada vez que sale el sol, Un poco loco, Gigante, chiquito, La humanidad y Te quiero Argentina.
El 11 de marzo de 2019 se paró el mundo para el artista. Mientras cantaba su hit de fines de la década del 60 Te llamo para despedirme en el teatro Mercedes Sosa, apoyó el pie en el borde del escenario y cayó a una altura de más de dos metros lo que le provocó un politraumatismo severo de tórax y cráneo.
Permaneció en la capital tucumana hasta el 13 de abril, cuando fue trasladado en un avión sanitario al sanatorio Los Arcos de la ciudad de Buenos Aires en un avión sanitario después de que su salud se estabilizara. Allí fue intervenido quirúrgicamente dos veces.
Sin embargo hacia el 24 de abril, el panorama ya era muy complejo: «Su compromiso neurológico es severo como consecuencia de un extenso daño estructural cerebral, como ha quedado de manifiesto por su condición clínica y los múltiples estudios realizados por un equipo multidisciplinario», decía el parte médico de Los Arcos.
El martes 7 de mayo el intérprete fue trasladado a la clínica Alcla, en la que estuvo internado el músico Gustavo Cerati tras su accidente infarto cerebral en Venezuela, en julio de 2010. Nunca mostró mejorías.
En marzo, su hermano, Carlos Hoffman, había dado hablado de la salud del artista, sin esperanzas: «Su físico está bien. Él no necesita ayuda exterior para vivir, pero su cerebro sigue desconectado del mundo real».
