Regionales

Elecciones: ¿Futuro con sabor amargo y rancio?

Elecciones 2023

Cuando llegan los tiempos electorales nos envuelve un cierto sentimiento de renovación y aunque a veces pequemos de muy crédulos, volvemos a sentir también una cierta esperanza.

En la renovación de ideas, en la esperanza de creer que vendrán nuevas propuestas superadoras, en la inocencia de ilusionarnos con un cambio, esperamos con ansias las nóminas de los nuevos candidatos.

La canción compuesta por Pablo Milanés, “Años” dice en su comienzo: “El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos…” Tiempo que se nos pasa, esperando soluciones, años y años escuchando promesas, pero que después de tantas décadas vividas en democracia todo sigue igual o cada vez peor.

¿Cuándo será el tiempo de que nos digan la verdad? ¿Qué tanto miedo le tienen las clases dirigentes de políticos a esa verdad? Muchos son los especialistas y profesionales que nos dicen a diario que para encontrar soluciones a nuestros problemas primero debemos reconocer que tenemos uno o varios de ellos, y vaya si no, si los hay en el país, en las provincias, en las ciudades y en los pueblos, sin excepción.

¿Y entonces? 

Para progresar, todo ser humano, debe esforzarse con estudio o con trabajo, en adquirir nuevos conocimientos y experiencias, y en la constancia, llegará el crecimiento soñado, resultado del mérito. Individualmente todos lo sabemos en cierto modo, porque es lo que nos han inculcado nuestros mayores… Pero, ¿por qué no se pone en práctica como un modelo a seguir para la sociedad en la que vivimos?

Porque para ello, todos y cada uno de los aspirantes en participar en política deberían capacitarse, adquirir conocimientos y experiencias por fuera de la misma política, para que de forma altruista y desinteresada sea puesta al servicio de la comunidad toda sin distinción alguna.

En mis años, he visto decenas de buenos intencionados de participar en política, he sido uno de ellos, pero al conocerlos personalmente, me sorprendió encontrar que no saben hilar una frase coherente tras otra, que no saben redactar una carta, necesitando ayuda de familiares o asistentes, algunos sin buenos modales, o que, por más que sean grandes oradores de conceptos memorizados, no tienen títulos universitarios concluidos y mucho menos, proyectos para mejorar verdaderamente la calidad de vida a nuestra gente. (Por suerte, algunos pocos han mejorado de tanto insistir)

Vuelvo a preguntar: ¿Y entonces? 

Pero veamos, en ese insistir e insistir es precisamente donde se nos pasa la vida esperando las soluciones de fondo que ya no es que las necesitamos hoy, sino que ya eran necesarias hace 20 o 30 años atrás y que ni por asomo las veremos concretadas en un lapso de mediano plazo. Tampoco seamos testigos de una épica campaña comunicacional por un bacheo que había que hacer hace 10 años, porque aún hay otros tantos que siguen esperando desde entonces… (Crítica constructiva con cariño, SIC)

Pero mientras que en ese insistir, algunos candidatos en bicicleta vuelven a presentarse para fracasar por enésima vez, se gastan los escasos recursos que tenemos, que podrían ser utilizados en obras; agua potable, cloacas, gas, electricidad, internet, hospitales con excelentes sistemas de salud; solo por narcisismos, egocentrismo o innata estupidez, en tiempos donde la tecnología e internet informan y educan al mundo, un candidato genera una interna innecesaria repartiendo fotocopias con sus propuestas del siglo pasado. ¿Se toma dimensión del gasto público que genera una interna en las PASO?

Con las buenas intenciones, creo ingenuamente que nadie tiene malas intenciones al postularse, no hacemos nada. No es nada personal contra tal o cual persona, sino que la cuestión es que quien decide participar en política lo hace para ser un servidor público, que con su experiencia profesional pueda aportar y sumar junto al trabajo mancomunado y colectivo con otras fuerzas políticas, un proyecto que se concrete realmente en pos del beneficio social, nadie se salva solo, y aquellos que en su interior buscan salvarse con la política, sacar una ventaja económica sobre los demás ciudadanos a pie, pobre de su miserable alma, porque jamás encontrará la paz para disfrutarla.

La gente, como se suele decir, lo sabe. Somos mansos, pero no boludos. Les permitimos muchas cosas a la clase política, pero toda soga por más fuerte que esta sea, también se corta.

Después de tantos años, como dice otra gran canción de Gustavo Cerati: «Zona de promesas»: «Tarda en llegar / Y al final / Al final, hay recompensa…» Se nos pasa la vida, ya no tenemos más tiempo para falsas promesas y fallidos intentos. Bienvenidos los que asuman los compromisos para representarnos, pero por favor haganlo con madurez y a la altura de las circunstancias, hemos sufrido mucho por la actual pandemia, no tenemos más maniobras ni márgenes de error, la solución es juntos y ahora, quien no lo entienda aún, mejor que de un paso al costado.

Otro año más de elecciones, en buena hora para nuestra democracia… ¿Pero para nuestro futuro?

Por Rogelio González


Un regalo de la vida es que la buena música nos haga reflexionar

 

Últimas noticias

Subir