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Villa Cañás duele: El eterno deseo de la equidad e igualdad

Villa Cañás duele: El eterno deseo de la equidad e igualdad

Por Rogelio A. González

Los últimos días del 2023 los pasé en la ciudad de Villa Cañás para estar en familia por las fiestas, como la gran mayoría puede hacer, aunque no fue la excepción por enésima vez, quedarme con un sentimiento de angustia, desazón y bronca.

En solitario muchas veces camino casi todas las calles y avenidas, las pavimentadas, las que tienen cordón cuneta y ripio, y las que tienen cunetas y zanjas sucias y obstruidas en los barrios periféricos. En todos los casos, miro, observo, contemplo en silencio, respiro hondo y trato de encontrar consuelo o resignación, ante la desigualdad y la injusticia de los extremos sociales más vulnerables.

Hago mis compras en supermercados o almacenes, y es acá donde la impotencia me hierve la sangre. Un desmedido precio en los productos, de entre 25 y 50% más respecto a valores de Rosario y aquí una vez más contemplo las imágenes que más me duelen, por un lado un grupo de jóvenes comprando Fernet y coca para la noche, y por el otro, un padre y su hija, pudiendo comprar apenas un pack de 6 salchichas y unos discos de empanadas para cenar. En el frente de supermercados y carnicerías, desde hace mucho tiempo, los carteles promocionan ofertas de alitas de pollo por 2 kilos, porque la gente ya no puede comprar otra cosa.

Párrafo aparte, los servicios públicos con sus tarifas, o la venta de gas envasado, son sobreprecios “cubritivos”, por si la semana que viene llegan aumentos. Decenas de mensajes recibidos, imposible publicarlos a todos, reclamos y más reclamos, los leo a cada uno, y trato de ayudar cuando está a mi alcance, pero soy solo uno que tiene voz (a veces) para decir lo que otros callan.

Es la ciudad de la hipocresía, en donde los “poderosos” se pavonean ostentando su supremacía en lujosos autos o camionetas, mientras otros, la gran mayoría, viven de las migajas que a esos “señores” se les cae de la mesa. (Al que le quepa el sayo, que se lo ponga).

No es, y nunca fue la Villa Cañás que soñé. Toda mi vida sentí al “pueblo” como mi lugar en el mundo. A punto tal que desde niño, decía que cuando sea grande quería ser presidente de Villa Cañás. Fui creciendo, y el pueblo me dió a los mejores amigos, esos que son los hermanos de la vida. Siempre pensé en Cañás, gestionando donaciones para la escuela especial, plantando árboles, diseñando la primera presentación multimedia para el cable, participando en radio con algunas producciones, haciendo trabajos de diseño con la Imprenta Sales y colaborando con El Orden, trabajando en el cable, siendo preceptor del Nacional, trabajando como letrista, escribiendo y dirigiendo una obra de teatro para la inauguración del Centro Cultural, fundando el primer semanario con páginas a color de la ciudad, involucrándome incluso en política para sumar propuestas para el cambio, y llevando hace 12 años, la labor de ser periodista con el portal informativo Leguas Noticias y sus redes sociales. Tengo hoy 53 años, y Villa Cañás me duele, me hiere al extremo de salir eyectado y no volver nunca más.

Pero no puedo, el amor que siento es más fuerte. A veces tengo deseos de gritar, otras me consuela un poco algún que otro editorial. Voy de frente siempre, aunque muchas veces me juegue en contra, pero siempre digo la verdad. No soy un mitómano ni hipócrita con un medio de comunicación que se cree poderoso, ese no soy yo. Soy uno más del montón que aún cree en el mérito, la honradez y en el esfuerzo para vivir en paz.

Llamo a la reflexión, creo que aún estamos a tiempo. Cañaseños, déjense de joder los unos a los otros, (puedo enumerar muchos ejemplos más, pero no hoy). Tenemos una ciudad hermosa, pujante, con una tranquilidad que muchas otras ciudades envidiarían. Mis palabras y pensamientos, soy consciente que a algunos les va a molestar, siempre pasa, no puedo dejar contento a todos, y aclaro que no soy ningún pelotudo detrás de un teclado, ensobrado ni coimero. Soy un profesional que trabaja de lo que más le gusta, siempre con independencia, siempre con neutralidad, y siempre procurando lo mejor para el prójimo.

Villa Cañás puede dejar de doler, es mi eterno deseo de la equidad e igualdad.

¡Feliz y próspero  2024!

 

(La igualdad es una idea de cómo debería ser el trato personal y social, mientras que la equidad es una realidad que implica el reconocimiento de características y condiciones personales y sociales para que la aplicación de la igualdad sea justa).

(“Al que le quepa el sayo, que se lo ponga” se emplea para hacer un llamado de atención al responsable de una acción sin mencionarlo directamente, de manera que solo él se sienta señalado por la reprimenda).

 

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