En la antesala de la Feria del Libro de Buenos Aires, Damián Arabia —el diputado más joven del bloque del PRO, nacido en los años ’90— lanza su primer libro, No me rompan las pelotas. Con un subtítulo contundente —“Los jóvenes van a destruir todo aquello que les rompa las pelotas”—, Arabia diagnostica los retos que enfrenta la política para conectar con una juventud hiperindividualizada y tecnooptimista.
Comprender a las generaciones más jóvenes conlleva grandes dificultades: la convivencia con la tecnología y la virtualidad complejizan aún más la tarea. ¿Qué quieren los nacidos en la revolución digital? ¿Con quiénes se identifican? ¿Cuáles son sus valores? Para responder, Arabia hizo lo que pocos habían intentado: escucharlos. De ese trabajo surgió la conclusión de que su principal rasgo común es la búsqueda de una individualidad que proteja el valor de la libertad. No desean que los molesten ni que les pongan límites a su crecimiento: en definitiva, no quieren que les rompan las pelotas. Así emergen la Generación Verdad, caracterizada por:
Un nuevo vínculo con el poder, basado en la demanda más que en la oferta.
Cambios en la estructura familiar y en la concepción de los vínculos afectivos, con miradas más libres e innovadoras sobre el amor.
Transformaciones en la educación y en el mundo del trabajo, donde prima la flexibilidad y el aprendizaje continuo.
Impacto de la tecnología en la salud mental, que exige repensar los espacios de sostén emocional.
Oposición al Estado paternalista, cuya muletilla de “ayuda” entorpece o anula la libertad individual.
Rechazo a la moralina de la cancelación y a las lógicas colectivistas que, según Arabia, ya no representan sus aspiraciones.
Hacer política a partir de una cosmovisión generalizada de individualismo es el corazón del libro: la transformación impulsada por las redes sociales y la tecnología nos llevó a la hipersegmentación, perdiendo espacios de pertenencia y sentidos identitarios. Antes, al ser el universo más reducido, había un fuerte sentido de comunidad. Hoy convivimos con múltiples universos al mismo tiempo. Mi objetivo como funcionario público es descubrir nuevas identidades y espacios de encuentro: aceptarlos en su diferencia y así reencontrarnos.
Arabia acuña la figura de la “Generación Verdad”, caracterizada por rechazar lo impostado y premiar la autenticidad. Lo digital es un gran canal, pero también lo es un libro cuando su lenguaje es sincero. La Generación Verdad detecta la honestidad y, aunque discrepe, valora la franqueza. Eso se vio en la elección de 2023: ganaron los candidatos genuinos.
La autocrítica interna al PRO también aparece con claridad. Perdimos por una propuesta acartonada y forzada. Bullrich, cargó con un salvavidas de plomo al sumar sectores derrotados. La fragmentación política refleja que hoy la demanda ordena: si un partido no ofrece lo que querés, buscás otro o creás uno.
El propio diputado enumera los grandes desafíos: la economía de plataformas, la crisis de representación, el auge de estructuras informales ante un Estado lento y las formas de romper el aislamiento. Recuerda, por ejemplo, la colecta de Santiago Maratea por los incendios en Corrientes y la campaña de la iglesia tras las inundaciones en Buenos Aires, para ilustrar cómo la sociedad joven prefiere la acción directa, sin intermediarios políticos.
El Estado, pesado y lento, ya no puede igualar la velocidad del mercado. Por ello, debe concentrarse en funciones indelegables —seguridad, defensa, generación de legislación— y delegar lo demás a iniciativas ciudadanas ágiles.
Arabia advierte la necesidad de actualizar la tecnología de gobernanza: si todo cambió con las nuevas tecnologías, ¿por qué seguimos gobernándonos con métodos del siglo pasado? Prefiere plantear preguntas antes que dar respuestas definitivas, aunque intuye estados más pequeños y funciones claras, combinados con espacios comunitarios voluntarios. El único gran ejemplo de identidad colectiva actual, señala, es el fútbol: durante 90 minutos, sin preguntar nada, todos unidos por la misma pasión.
Finalmente, reflexiona sobre la regulación de la inteligencia artificial. La experiencia de la Unión Europea demuestra que una normativa excesiva puede ahogar la innovación. Primero debe dejarse correr el mercado y luego reglamentar acciones específicas, no la herramienta en sí, para no asfixiar los buenos usos ni impulsar los malos al margen de la ley.
No me rompan las pelotas es un libro propositivo que transmite esperanza y habla de futuro. Damián Arabia ofrece en estas páginas la declaración de principios de una generación con la que se identifica y que, en muy poco tiempo, tendrá en sus manos el destino del mundo. Se presenta el 5 de mayo a las 19:00 en la sala Domingo Faustino Sarmiento de la Feria del Libro porteña, y continuará su recorrido en Rosario, Mendoza, Córdoba, Corrientes, Montevideo y Santiago de Chile.
*Damián Arabia es Diputado Nacional. Licenciado en Ciencias Sociales, realizando un master en economía.
