En un quincho convertido en laboratorio en la ciudad de Tandil, Valentín Frávoli y Alejandro Unchalo llevan adelante un emprendimiento pionero en Argentina: la fabricación de bioplásticos a partir de residuos de cítricos. Lo que comenzó como un proyecto escolar hoy es CitricPlas, una iniciativa que lleva cuatro años de crecimiento ininterrumpido y que se prepara para una gran expansión en 2025.
Un Plástico que Nutre la Tierra
CitricPlas produce bolsas biodegradables destinadas al sector agroindustrial, ideales para almacenar semillas, fertilizantes y otros productos. Su principal característica es su capacidad de degradación: en contacto con la tierra, desaparecen en un plazo de entre 10 y 15 días, sin dejar residuos contaminantes.
«Ofrecemos una alternativa sostenible: un plástico que se degrada completamente, no contamina y, además, aporta nutrientes al suelo», explica Frávoli.
En términos de costos, los emprendedores reconocen que competir con el plástico convencional es complejo. «No podemos igualar el precio de un plástico tradicional, que tarda siglos en degradarse, pero ofrecemos un material apenas más costoso y con un valor agregado ambiental enorme», agrega el joven emprendedor.
Expansión y Nuevos Horizontes
Actualmente, CitricPlas trabaja con pequeños productores de semillas de Tandil. Su capacidad de producción aún es limitada: procesan entre 20 y 30 kilos de cáscaras de cítricos por semana, lo que les permite fabricar unas 200 placas de bioplástico de 40 x 40 cm. Los desechos los obtienen de un restaurante local y son aprovechados al 100%.
Sin embargo, para 2025 tienen planes ambiciosos: ampliar la producción a 500 kilos semanales. «Para ello necesitamos un espacio más grande y maquinarias especializadas», anticipa Frávoli. En ese camino, analizan dos opciones: realizar una prueba piloto en Tandil o trasladar la producción a Concordia, Entre Ríos, donde una fábrica citrícola les ha ofrecido asociarse y aprovechar los residuos de cáscara de naranja. «Podríamos instalar nuestra empresa directamente donde está la materia prima», afirma el emprendedor.
Investigación y Desarrollo: Claves para el Futuro
El proceso de innovación en CitricPlas ha sido constante. La elección de los cítricos no fue casual: estos contienen aproximadamente un 35% de pectina, un compuesto clave para la fabricación del bioplástico. En comparación, otras frutas como la manzana apenas poseen entre un 5% y un 7%.
Actualmente, los emprendedores trabajan en mejorar la elasticidad y resistencia a la humedad de sus bolsas, sin comprometer su capacidad de degradación. Otro desafío es minimizar la transmisión de olores y colores naturales del material, con el objetivo de ingresar a nuevos mercados como la industria alimentaria, dominada por envases plásticos de un solo uso.
«Si logramos mejorar estos aspectos, podríamos incursionar en el empaquetado de alimentos, un sector enorme», analiza Frávoli. En una proyección aún más ambiciosa, el equipo también evalúa incursionar en la industria farmacéutica, desarrollando envases biodegradables para blísteres de pastillas, aunque reconocen que esto requerirá más investigación y desarrollo.
Un Proyecto con Raíces Escolares
La historia de CitricPlas se remonta a la Escuela Técnica Felipe Senillosa de Tandil, donde Frávoli y Unchalo dieron sus primeros pasos en el mundo de la innovación. «El proyecto nos movilizó desde el inicio», recuerda Frávoli. A pesar de sus responsabilidades individuales – Alejandro administra un almacén y una panadería, mientras que Valentín estudia Diagnóstico y Gestión Ambiental en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) –, ambos decidieron continuar con la iniciativa.
«Creíamos en el potencial del proyecto y sabíamos que podía tener frutos a futuro», cuenta Frávoli. Hoy, el emprendimiento absorbe gran parte de su tiempo libre, enfocados en investigación, pruebas y mejoras del producto. Además, han diseñado un plan para escalar la producción cuando las condiciones lo permitan.
Desde su etapa escolar, han analizado los costos y desafíos del bioplástico biodegradable. «Uno de los problemas es su viabilidad económica a gran escala, pero nosotros ya hemos trabajado en ese aspecto y estamos preparados», señala Frávoli.
Más allá de su propio crecimiento, los emprendedores también se dedican a la divulgación. A través de charlas en escuelas, buscan inspirar a nuevas generaciones a explorar soluciones sostenibles y comprometerse con el medioambiente.
Con una visión clara y un compromiso firme, CitricPlas se proyecta como un actor clave en la innovación sustentable, demostrando que es posible convertir desechos en oportunidades.
