Bienestar

Neumonía: aunque pueda prevenirse, afecta cada año a unos 150.000 adultos

Con espíritu docente, Gustavo Lopardo, consultor del Departamento de Infectología del Hospital Bernardo Houssay y profesor de Enfermedades Infecciosas de la UBA y el Cemic, muestra la imagen de una radiografía pulmonar. Hacia la derecha, interrumpiendo la mancha negra que dibujan las cavidades llenas de aire, se observa un área blanquecina.

«Esta mancha es la neumonía -dice el especialista, y deja pasar unos instantes-. Y este señor era mi padre hace veinte años. Él se recuperó, pero podría haber corrido peor suerte». Según las estimaciones, al año de padecer este cuadro, la mortalidad en adultos asciende a casi el 38%. «Entre los mayores de 65, a los 14 días, el 12% están muertos, y a los doce meses, casi uno de cada dos tiene el mismo desenlace», subraya, para dar a entender que la neumonía no es una enfermedad banal.

La cifra es preocupante porque se calcula que todos los años se registran en el país unos 150.000 casos en adultos. Teniendo en cuenta que ,si bien existen antibióticos para tratarla, la letalidad no varió en los últimos 50 años, el país incorporó en 2017 un esquema secuencial de vacunación para adultos con factores de riesgo y mayores de 65 que se suma a la indicación para menores de dos años.

Sin embargo, las tasas de inmunización siguen siendo muy bajas. Para promoverla, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) lanzó por tercer año consecutivo su campaña «Evitemos la neumonía».

«Tenemos que lograr que la población se vacune -dice Carla Vizzotti, médica infectóloga y miembro de la Comisión de Vacunas de la SADI-. La transición de la inmunización infantil a la de toda la familia es un desafío enorme; entre otras cosas, porque mientras los pediatras están muy acostumbrados a controlar que se cumpla con el calendario nacional, los profesionales de adultos que no se dedican a la infectología suelen pasarlas por alto en la consulta médica».

Contrariamente a lo que suele suponerse, las enfermedades respiratorias representan una importante carga para la salud pública, especialmente en países de bajos ingresos, donde son la primera causa de muerte. Entre ellas está la neumonía, que suele ensañarse con personas que padecen comorbilidades y produce un gran quebranto del estado general, lo que explicaría las tasas de mortalidad posteriores al evento mismo.

«En un estudio que hicimos en General Roca, provincia de Río Negro, entre 2012 y 2017 (y paralelamente en dos ciudades de países vecinos: Concepción, en Paraguay, y Rivera, en Uruguay, y que fue publicado en el British Medical Journal), mostró que dos de cada tres pacientes con neumonía debieron ser hospitalizado, una cifra altísima -explica Lopardo-. Entre otros datos, el trabajo mostró que cada 1000 personas 35 de los mayores de 65 padecen neumonía todos los años».

Sus síntomas más habituales son tos, fiebre, escalofríos, dificultad para respirar y frecuencia cardíaca aumentada. Aunque puede ser causada por virus u hongos, el agente más frecuente es una bacteria, el neumococo, que también afecta a la población infantil.

Protección invisible

Afortunadamente, hoy se cuenta con dos vacunas para prevenirla: la vacuna conjugada de 13 serotipos (VCN13) y la polisacárida de 23 serotipos (VPN23). Desde 2012, el país incorporó la primera en el calendario nacional gratuito y obligatorio para todos los menores de dos años. Y desde 2017 se sumó a esta estrategia la vacunación con ambas vacunas, separadas por un año, para personas con enfermedades respiratorias o cardíacas crónicas, diabetes, insuficiencia renal, adictos al tabaco, inmunocomprometidos y mayores de 65.

Estos últimos pueden concurrir a un vacunatorio, hospital o centro público de salud y solicitar la aplicación gratuita sin necesidad de receta médica, subrayaron los especialistas. Si se recibe después de los 65, este esquema se da una sola vez en la vida. Si alguien no se acuerda si se la aplicó, es conveniente dársela.

Entre los factores que impiden ampliar la vacunación, Vizzotti incluye la poca percepción que existe de los riesgos que presenta la enfermedad, el desconocimiento de que hay una vacuna para prevenirla y, en último lugar, los mitos, rumores e información incorrecta que circulan. «En la Argentina, el 90% confía en la vacunación -dice Vizzotti-, de modo que muchos de ellos no se vacunan porque tienen problemas de acceso. Para promover esta conducta, la nueva ley 27.491 de control de enfermedades prevenibles por vacunación, sancionada en diciembre pasado, dispone que se requiera el carnet cuando se hagan trámites en el ingreso a la escuela, a la universidad, en el examen prelaboral y en los controles periódicos, para tramitar el DNI, la licencia de conducir, el pasaporte, además de las asignaciones familiares. El solo hecho de que se recomiende ayudará a aumentar las coberturas. También dispone que se justifique la inasistencia laboral».

Además de la vacuna contra el neumococo, los especialistas insisten en la importancia de que los grupos de riesgo reciban la vacuna antigripal todos los años. «Este virus es una causa relevante de neumonía -explica la infectóloga-. La antigripal puede aplicarse simultáneamente con la antineumocócica y está recomendada para todos los mayores de 65 años, embarazadas en cualquier trimestre de la gestación, personal de salud, puérperas hasta diez días luego del parto si no recibieron la vacuna durante el embarazo (sin orden médica), y para las personas entre 2 y 64 años que presenten factores de riesgo (incluyendo personas con obesidad) con prescripción médica».

Vacunas: una sana costumbre

La neumonía puede matar; la vacuna puede evitarlo. Tal el lema de la campaña de la Sociedad Argentina de Infectología para promover la vacunación.

Estrategias para prevenirla

  • No fumar
  • Control odontológico
  • Ante síntomas, evitar contacto con los niños
  • Nutrición adecuada
  • Reducir alcohol
  • Recibir la vacuna

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